Dice el refrán que «la ropa sucia se lava en casa», pero en los últimos dos años la colada también se hace en la calle. Desde 2011, en las principales arterias de diferentes municipios de la región han proliferado negocios de lavanderías autoservicio que cada vez cuentan con más adeptos; un negocio que va a toda máquina.
Si en 2011 el número de autolavanderías alcanzaba la decena, ahora supera el centenar. Curiosamente, ninguno de estos locales está desbordado de clientes. Algunos permanecen vacíos durante horas. Pero los asiduos aseguran que los fines de semana hay más personas aprovechando el tiempo libre para limpiar sus prendas.
En una de las primeras tiendas que abrió Blub Blub en Madrid, en C/ Tomás Borrás nº 13, 28045. Espera sola Pilar a que la máquina con capacidad para 12 kilos que lava su edredón dé las últimas vueltas. Sus ojos se mueven al ritmo del tambor. 3,42 minutos restan.
La capacidad, la atracción
«Vivo al lado. El edredón y las cortinas no me caben en mi lavadora, así que bajo aquí y por 5 euros lo tengo listo. Está bien. Más barato que la tintorería. Y no tengo que echar detergente ni suavizante. No lo meto en la secadora porque en mi terraza da el sol y mañana lo tengo listo», explica.
Cuando termina el tiempo, Pilar coge su prenda, que deja un agradable olor en el establecimiento, la dobla y se la lleva en volandas.
De 3 a 6 euros
Los lavados cuestan entre 4 y 6,5euros, dependiendo de la capacidad y la zona. Los secados, desde 3 euros. En algunos locales el cliente tiene que llevar el detergente y suavizante. En otros, lo incluye. En caso de tener cualquier problema, no hay trabajadores en el lugar. Todos estos sitios cuentan con un teléfono para emergencias o dudas.